«El sistema quiere que todo el mundo tenga un comportamiento domesticado»
Ignacio Ramonet, director de ‘Le Monde Diplomatique’ en español explica a ‘Salvados’ que es la desobediencia civil y cuáles son sus consecuencias.
El acto de no pagar el euro por receta, según Ignacio Ramonet, director de ‘Le Monde Diplomatique’ en español “es un acto clásico de desobediencia civil, un acto colectivo de rechazo de una decisión gubernamental, que puede ser legal pero que los ciudadanos ven que no es legítima” y añade: “provoca un escándalo social porque es una injusticia profunda”.
Jordi Évole le plantea si el movimiento contra los desahucios es un acto de desobediencia civil. Ramonet asegura que “sí” y “muy legítimo”. Además, tiene que ser “amplio”. “No puedes solo conducir un movimiento de resistencia civil”.
El movimiento ‘yo no pago’ en contra de los recortes y subidas de los transportes públicos, también es desobediencia civil, corriendo el riesgo de multa o cárcel. “Hay que hacer como Gandhi, ir a la cárcel” “Si hay 30.000 que protestan, ¿meten a las 30.000 a la cárcel? El problema siempre es la masa”, declara el director de ‘Le Monde Diplomatique’ en español.
Évole le presenta otro movimiento: la manifestación en contra de la ley del aborto. Ignacio declara que una manifestación es “un acto de protesta, pero no es un acto de desobediencia civil”.
La desobediencia civil puede asustar porque puede acabar en violencia, pero en sí es “no violenta”. “Esa violencia, aunque sea minoritaria, si los medios difunden, obtienen una desobediencia violenta”, explica Ramonet.
El sistema potencia que detrás de la desobediencia civil haya violencia, porque lo que quiere es “que todo el mundo tenga un comportamiento domesticado. Lo que quiere es la obediencia civil por lo que toda desobediencia civil es algo que perturba el sistema.”
El poder puede reaccionar endureciendo las leyes pero crean las “democracias autoritarias” como Alemania, que ha aprobado una ley que autoriza al ejército a intervenir en caso de desobediencias civiles.
Desobedecer no es ir en contra de la democracias, es “añadirle otra dimensión, la participativa de la ciudadanía. El cuarto poder es la opinión pública”, declara el director.
A pesar de todo, las bases de movimientos de desobediencia civil, si esta situación de crisis se mantiene “no creará algo mayoritario porque la gente cree que es un mal momento, pero cuando se den cuenta de que todo esto es para siempre, que el estado de bien estar se ha desmontado definitivamente, entonces un movimiento podría tener un apoyo indiscutiblemente importante”.