fuente: Rosa María Artal – Comité de Apoyo de ATTAC España
El Banco de España pronostica para España una recesión profunda en 2012 en la que el PIB bajará un 1,5% y no será raro alcanzar los 6 millones de parados. Se une así a la larga serie de organismos neoliberales que dan por segura una catástrofe económica en nuestro país y en otros de nuestro entorno. Ciertamente, aplican los que parecen ser conocimientos básicos en la materia. En el último contrattacando de ATTAC se aportó este dato: cada 10.000 millones de reducción del déficit el Producto Interior Bruto se contrae un 0,67. El premio Nobel Joseph Stiglitz califica la austeridad que decreta la UE de SUICIDIO. Incluso se lo avisó específicamente a Rajoy nada más ganar las elecciones, pero Rajoy tiene otros intereses: los neoliberales. “Bruselas” aplaude sus recortes ¡Cómo no!
Algunos de estos entes dedicados a velar por las finanzas de los poderosos, añaden una coletilla al sombrío panorama, se cumplirá “si no se acometen reformas estructurales”.
El Banco Mundial, organismo de la ONU creado en su día con el objetivo de ser “fuente de asistencia financiera y técnica” para los llamados países en desarrollo, se ha convertido desde la revolución neoliberal al igual que el FMI en una de las principales armas de esta ideología. Pues bien, su economista jefe para Europa y Asia, Indermit Gill, ha encontrado la solución: España “ha de acercarse al modelo de protección social de EEUU”, muy inferior al europeo, y ha de liberalizar su mercado de trabajo al estilo de los países asiáticos emergentes, “trabajando más horas, con menos salario y jubilándose más tarde, para no dejar una pesada carga a las generaciones futuras”. Mientras, los ricos no pagan impuestos, lo que, como dice Krugman, resulta indefendible.
Hacia eso vamos en carrera vertiginosa ya. Y el gobierno de España, de las autonomías, coautor por su mayoría electoral allí también del diseño en la UE, camina al objetivo con paso ligero. Repiquetean aún en mi estómago los comentarios de mi amiga votante del PP, ya sabe que habrá más paro, y más restricciones, pero mientras gobierne el conservadurismo de la derecha ella levita de felicidad. “De algún lado tendrá que salir el dinero para acabar con la crisis”, me dijo un gasolinero al que comenté que estaba pagando por llenar el depósito el precio más caro de toda mi vida. “¿Qué tal de que los ricos paguen impuestos como nosotros?”, le dije. “¡Ah, eso ya!”, respondió como si le estuviera proponiendo subir a la luna en un globo aerostático. Esto va cada vez peor. Con su propia complicidad, similar a la de tantos otros. Por miedo o por desidia, por egoísmo que sólo mira su ombligo sin pensar en el bien común. Por su estupidez que parece no conocer o no relacionar los datos. Ya sé que le manipulan, pero para algo se tiene la cabeza… y la dignidad.
España ya es un país de emigrantes, de los más preparados que se formaron aquí. Muchos vemos ya el exilio como la mejor opción -si uno pudiera- para salir de tanta carroña. Y dejar nuestra tierra, la nuestra, a los de la una, grande y libre, los infames linchamientos a un juez por investigar el franquismo y la corrupción, a los del Gibraltar español irrenunciable y su corte de cooperadores necesarios.
Hace ya casi un año -cuando otra sociedad empezaba a mostrar su indignación-, con Berlusconi en el poder, Ricardo Mutti saltó en la Scala de Milán reivindicado, con el “Va Pensiero” un país que no fuera el de los esclavos de Nabuco. El fantoche italiano no está ya en el gobierno, no lo tumbó la justicia, sino paradójicamente el neoliberalismo. Ellos siguen ahí. Más fuertes que nunca.