“¿Identificarnos? Nos conoce todo el mundo, tenemos Twitter, blog y Facebook”. Lo decían esta mañana con razón, algo de sorna y una sonrisa los @iaioflautas después de haber ganado la batalla al cerco policial que los retuvo durante una media hora rodeados en las escaleras de acceso a la Bolsa de Barcelona. Habían entrado antes y se habían fotografiado con sus pancartas y sus chalecos amarillos ante el enjambre de pantallas de ordenadores de lo que consideran “un símbolo de la economía, la que nos está trincando a todos”. La “travesura”, esta vez, “ha sido muy gorda”, les advirtió un responsable del operativo y por eso la consellería de Felip Puig se empecinó en que todos ellos, un@ a un@, enseñaran los DNI. Se negaron, se sentaron, clamaron a favor de la resistencia pasiva, pidieron agua y pica pica, bromearon con las hernias y probables lipotimias y exigieron a los mossos que, puestos a identificarse, lo hicieran ellos, pero los agentes ni llevaban número de placa visible ni, algunos, siquiera, parecían dispuestos a descubrirse el rostro. Mientras tanto, porque ya los conoce todo el mundo y tienen Twitter, blog y Facebook, el lema “yo de mayor quiero ser iaioflauta” y #labolsaolavida (el hashtag de la travesura) eran tendencia en la tuitesfera española.
La cita de la #travesuraalocada de hoy era a las 11.15 en el cruce de Gran Vía con Paseo de Gracia y el objetivo era entrar en la Bolsa –una asignatura pendiente para el colectivo- y defender un plan de rescate ciudadano, @unanuevalegalidad y llamar a una #huelgadel99%. Y sí, demostraron que sí se puede, la “ocuparon” con calma, por sorpresa y de forma pacífica. Llegué tarde y coincidí en la entrada con una furgoneta de los mossos que aparcaba. Estaban ahí tres abuelas rebeldes que tampoco habían sido puntuales y encontraron la puerta de acceso cerrada y custodiada por una guardia de seguridad a la que le tocó el pato de prohibir la entrada. No hubo manera de convencerla y me perdí muy a mi pesar la imagen antológica de los Iaioflautas coreando “Manos arriba, esto es un atraco” en el interior de lo que un tuitero calificó como “la catedral del dinero”. “Si protestásemos todos no hubiéramos llegado a esta situación”, me dijo, indignada, una de las iaioflautas mientras esperábamos a los de dentro. “Estamos aquí por nuestros hijos y nuestros nietos. Quiero que mi hija termine su vida como yo pensaba terminar la mía”, exclamó otra.
En eso estábamos cuando la puerta se abrió y un grupo muy numeroso –¿un centenar?, ¿más, quizá?- de Iaioflautas salieron del edificio. Para entonces, ya habían llegado muchos más agentes de la policía catalana (¿una treintena?, soy mala para los números). Les pidieron la identificación, rodearon las escaleras y colgaron una cinta para separarlos de los viandantes, curiosos y… los periodistas (sí, periodistas, había muy pocos, pero aún así. “¿Estás dentro o fuera?”, preguntó uno. “Dentro.” “Pues ya no sales y te identificas.”). Los abuelos no se dejaron intimidar (y eso que los antidisturbios que llevan gafas de sol o buf hasta los ojos “en plan guerrero del antifaz”, como dijo un iaioflauta, intimidan). Siguieron a lo suyo: contando lo que habían hablado tres de ellos con un responsable del “instrumento de la organización criminal del 1%”, como definen a la Bolsa. “Estáis en el sitio equivocado, los atracadores están dentro”, espetó uno a los agentes mientras el resto coreaba “A ti, a ti, a ti también te roban” y les recordaban que también a ellos les han quitado la paga de Navidad. Hubo un momento de tensión cuando los mossos hicieron el amago de llevarse a una de las jubiladas (@Racos1871 lo recogió en este vídeo). Pinganillo arriba y abajo, al final imperó el sentido común y los Iaioflautas desfilaron hacia Plaza Catalunya para reunirse ahí en asamblea y hacer balance, como suelen hacer siempre tras cada “ocupación” (y ya van muchas). Luego, el plan de los más incombustibles era irse a tomar el vermut. Mientras el cuerpo aguante y no les roben las pensiones.